Otro factor es que el sonido nos llega directamente al oído sin rebotar en los objetos y paredes, preservando así su calidad, pero induciendo a posibles conclusiones tan erróneas como las que nos inducirían un espacio acústico erróneo, por ende lo mejor sería sacar una media entre las escuchas exteriores y la de los auriculares.
También tomaremos en cuenta el modelo de auriculares, pues dependiendo del tipo elegido, así se nos facilitaría la labor, ya que, en cuestiones de comodidad, los abiertos se soportan durante más tiempo que los cerrados, y éstos últimos, por contra, nos ofrecen un aislamiento de posibles interferencias sonoras exteriores.
En el caso de los auriculares es muy importante proteger nuestros oídos con un limitador, pues un pico no sólo dañaría el altavoz sino que nos podría romper el tímpano. Muy raramente hay que ecualizar las escuchas, a menos que físicamente debamos corregir nuestra recepción, pero sí hay que elegir un amplificador dedicado, ya que, por lo general, los que traen las propias electrónicas es de mediocre calidad.
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